Hace tiempo que me sentía atraído a realizar una ruta por el Cañón del Sil, pero hasta este día no pude ponerla en práctica. Me pareció que el itinerario propuesto por la vía PR-G 98 podía ser el más adecuado para conocer la zona, y tengo que decir estuvo por encima de las expectativas que tenia sobre ella. El recorrido es impresionante desde todos los puntos de vista, tanto etnográficos en donde podremos ver multitud de molinos de agua y antiguos secaderos de castañas como naturales con un entorno espectacular de bosques con árboles autóctonos, soutos de castaños centenarios y un entorno labrado por el rio Sil que da lugar a este cañón tan espectacular
Salgo de la localidad de Parada de Sil desde la plaza de O Barquilleiro en donde está situada una estatua al vendedor de barquillos. Tomo la vía dirección Sardela, la primera parte de este recorrido se caracteriza porque se va descendiendo por el valle cuesta abajo entre caminos empedrados y senderos de montaña, hay muchas vías de agua y riachuelos, por lo que se encuentran varios puentecitos de madera para sortear estos regatos. Al finalizar la bajada comenzamos a ascender por sendas estrechas que podemos seguir porque están bien marcadas, poco después uno se encuentra con los viñedos de San Vitorio, típicas viñas en escalones de la Ribeira Sacra. Después de alegrarnos la vista con el maravilloso paisaje del Cañon del Sil a nuestros pies, empezaremos la subida hasta la cima entre senderos de viñas para después de estos y fijándonos bien en la ruta marcada subir por pasos estrechos (en este punto me despiste y después de darme cuenta que había perdido en camino di marcha atrás para volver a localizarlo) hasta cerca de la cima donde ya hay un camino amplio. Al llegar arriba se toma dirección al pueblo de Fondo de Vila a través de caminos empedrados y rodeados antiguos “soutos” de cataños. Después de llegar al pueblo se toma dirección a los famosos “Balcones de Madrid”, estos son miradores con sus correspondientes barandas de seguridad, desde los que se puede observar en toda su inmensidad el Cañón del Sil. Después de pasar un rato obligado a disfrutar el esta vistas y sacar las correspondientes fotografías se sigue el camino en dirección al monasterio de Rivas de Sil, empezamos a bajar y nos encontramos con los miradores de O Fental y As Fontiñas, me paré en este último y debo decir que hay que tener cuidado si llueve o hace viento ya que no dispone de protección alguna. Después de pasar un riachuelo nos encontramos un sendero de piedra y pequeñas matas de hierba que discurre por la parte superior del cañón, con señales en las piedras de suelo por donde pasar, otra vez debo advertir de tener mucho cuidado en esta zona ya que está totalmente abierta cara al cañón y con ligera pendiente en caída, con viento puede ser muy peligrosa pero con suelo húmedo como era hoy el caso, hay que ir con cuidado de no resbalar en el musgo de las piedras. Pasado este tramo nos encontramos con una cima de hierba rasa con unas vistas estupendas. Desde ahí camino de bajada hasta el pueblo de Portela en el cual no se entra ya que antes se toma un giro a la derecha que nos lleva a un camino de bajada en zid-zag muy estrecho y con gran desnivel en medio de un bosque autóctono y suelo cubierto de hojas. Al llegar a su parte más profunda el camino a seguir es de piedras cubiertas de musgo y hojas. Esta es la parte del recorrido que más sorprende, porque al menos yo no me esperaba un paisaje tan idílico y que parece apartado del mundo, a lo largo de estos tramos me encuentro construcciones de piedra en ruinas y árboles centenarios. Como se suele decir todo lo que baja luego sube y esta es la penitencia que espera después de un tramo por el fondo del bosque, comienza una dura subida que nos lleva al pueblo de Castro. En medio de este tramo debe haber un desvío que lleve al monasterio de Santa Cristina que está muy cerca de allí, pero como yo no conocía el recorrido y me limité a seguir las indicaciones del PR-G 98 que visto lo visto no pasa por dicho monasterio, debí pasar de largo. Después de llegar a Castro la ruta discurre por caminos y senderos sin dificultad alguna en donde podemos contemplar viejos “soutos” y construcciones antiguas hasta llegar a nuestro punto de partida.