martes, 22 de octubre de 2013

Trail: Estuario do Río Anllóns - Corme - Faro e Aldea de O Roncudo (35,18 Km)

Estuario do Río Anllóns - Corme - Faro e Aldea de O Roncudo

(35,18 Km)


Datos técnicos:

Distancia: 35,18 Km
Ruta Circular: Si
Grado de dificultad: Difícil (solo por el tramo de acantilados en Roncudo)
Acumulado vertical positivo:  734 m
Acumulado vertical negativo: 734 m
Altura máxima:  196 m
Altura mínima:  0 m
Tiempo corriendo: 4h 23m
Tiempo andando:  2h 9m (Tramo 4 Km de acantilados en Roncudo)
Pausas para visita y fotografía: 49m
Tiempo total: 7h 21m

Descripción:

El itinerario que sigue esta ruta incluye los PRG 148 para ida y 148.1 en el regreso. Incluyendo en el medio un recorrido por los acantilados y aldea de Roncudo.

La ruta parte de Ponteceso, cerca de la casa natal del poeta Eduardo Pondal autor del poema “Os Pinos” y letra del himno gallego. Salgo del llamado “Malecón” do Couto por un sendero en el cual me encuentro con el primer tropiezo de esta ruta, un pequeño puente de madera derribado y que para sortear tengo que hacer números malabares.

La vista de un gran pájaro aterrizando entre los juncos del río, me alegra y despierta mi primera impresión, después de indagar un poco creo que era una cigüeñela común ya que por lo visto hay unas cuantas parejas reproductoras en esta marisma.

Me adentro en la Ensenada da Ínsua zona de especial protección para aves da “Costa da Morte Norte” y Red Natura 2000. Por lo visto aquí se pueden ver más de 300 especies de aves. Dicen  que el estuario del río Anllóns, es el mejor lugar de toda la Península Ibérica para poder observar especies pertenecientes a la avifauna de América del Norte durante el paso otoñal, dada la situación geográfica del estuario del río Anllóns, unida a los vientos atlánticos que suelen soplar coincidiendo con el paso otoñal. Avistamientos que se incrementan más cuando estos vientos son del noroeste.

Continúo el recorrido bordeando la ensenada da Ínsua por las faldas del “Monte Blanco” a través de arenales que forman dunas hasta llegar a la llamada “Praia do Medio”. Aquí las vistas al estuario del río Anllóns son algo difícil de describir. Es uno de esos lugares únicos que hay que visitar. Continúo camino por bordeando la costa hasta llegar a la playa de “Balarés” en donde hay un antiguo puerto que fue especialmente activo durante la llamada fiebre del wolframio. Desde aquí emprendo la subida al “Monte da Facha”, al llegar a su cima podemos disfrutar de las magnificas vistas sobre el llamado “Mar de Corme” y el puerto que le da nombre. Atravesamos “Monte Canteiro”, “Os Outeiros” y “Brañas de Gandomil” hasta llegar al famoso “cruceiro da Pedra da Serpe”, realizado en granito, que se apoya sobre una plataforma formada por una piedra tosca, sin labrar, con una serpiente grabada en su superficie. Su origen por lo visto está vinculado a diversas  teorías sobre un petroglifo reconvertido en cruceiro en tiempos de cristianización.

Continúo la ruta hasta llegar a la playa “da Ermida” y desde esta pasando en frente de las playas de “Osmo” y “Arnela” me adentro en el pueblo de Corme. Puerto pesquero por antonomasia en donde el olor a salitre hace pensar en este como la sangre que fluye por sus venas. Aquí el percebe es la joya más preciada y de las rocas y acantilados de esta costa salen los mejores ejemplares.

Desde el puerto de Corme me dirijo a la punta y faro de Roncudo siguiendo una pequeña carretera con arcén peatonal. Cuando llego, el viento casi no me deja sostener en sobre la pequeña rampa de acceso al faro. No puede haber mejor vista, el mar bravo pero sin llegar a temporal y la espuma salada que flota en el aire.

Después de deleitarme con el paisaje y sacar las fotografías de rigor emprendo la que será la segunda parte de mi ruta siguiendo sendas que bordean la costa a través de unos 4 Km de acantilados hasta llegar a la altura de la aldea de Roncudo. Antes de nada advierto de la peligrosidad de este tramo. Hay que saber que aquí no hay cobertura de móvil y a no ser que se lleve un dispositivo de comunicación vía satélite (en mi caso siempre lo llevo) no se podrá pedir ayuda. No recomiendo a nadie realizarlo si no es acompañado por alguien que conozca bien estos senderos. Senderos que por otra parte en muchos tramos ya no existen ya que están totalmente tomados por la especie predominante en la zona, el “toxo”. Muchos de estos antiguos tramos están muy al borde de los acantilados y no te puedes agarrar a nada más que a los tojos que junto a los fuertes vientos que suelen azotar en estos cantiles y la humedad cuando llueve (como era el caso)  hacen que exista verdadero peligro de caída. Para hacer este recorrido hay que escoger un día soleado y sin viento y aparte de una vestimenta que nos proteja de los tojos es necesario un buen bastón de trecking que te sirva de apoyo. Estos son senderos que emplean (o empleaban) en contadas ocasiones los percebeiros para acceder a sus zonas de captura. Pero como hoy en día la mayoría de las veces acceden con embarcaciones desde el mar, este antiguo sendero esta muy deteriorado y en algunas zonas ni se ve. Lo cual dio lugar a que literalmente me comiese unas cuantas púas de tojo y pasara mis apuros para sortear la zona. Basta decir que para cubrir sus cuatro kilómetros tardé unas 2 horas. Y he de indicar que de haber sabido que el camino estaba en tan malas condiciones no lo hubiera echo.

Después de pasar por las zonas de “Laxes da Nádega”, “Punta do Mouzon” y “Punta da Dona” podremos vislumbrar un muy estrecho sendero en subida con gran desnivel que nos llevará al pié de unos aerogeneradores que dan a una pista que nos llevará a la aldea de Roncudo.

Finalizado este tramo de costa y repuesto de la tensión pasada para superarlo, respiro hondo y me dispongo a disfrutar el camino de regreso. Pasando por la pequeña aldea de Roncudo. Sigo por caminos de servició del parque eólico y desde la altura del monte disfruto de las vistas sobre los acantilados. En mi camino paso por Guxín donde mis reservas de agua se agotaron y no pude creerme la suerte que tenia al ver un pequeño manzano silvestre al borde del camino (nunca también sabe una manzana como cuando estas seco). Desde aquí un estrecho camino entre fincas nos lleva hasta el cruceiro da “Pedra da Serpe” por donde antes había pasado. Pero no vuelvo sobre mis pasos ya que en este punto tomo el PRG 148.1, perfectamente señalizado y que nos lleva por caminos de montaña hasta el lugar de partida, pasando por “A Cubela”, “A España” y “Peton de Loureiros” hasta llegar en el “Alto das Travesas” al llamado mirador del “Monte Blanco” desde donde podemos recrearnos con una visión de 360º sobre el entorno. Desde aquí emprendo bajada por un sendero a través sus laderas hasta llegar al “Estuario del río Anllóns” en donde emprendo regreso sobre mis anteriores pasos al punto de partida.

NOTA:

He calificado esta ruta como difícil. Pero hay que tener en cuenta que solo lo he hecho por el tramo de acantilados de “Roncudo”. Si excluimos este tramo de unos 4 Km, la ruta no tiene dificultad alguna.

Video:


Fotografias:




































































































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